Ayer pasamos un día de playa en Madrid. Comimos en una casa de comidas de las de toda la vida (o tasca ilustrada como ellos prefieren), el restaurante La Playa, en la calle Magallanes 24. El resultado: buenísima cocina de mercado, un trato coloquial como yo prefiero y muy bueno, un servicio excelente y una comida de notable alto.
Desde nada menos que 1943 lleva abierto este local en el castizo barrio de Chamberí, que además es mi barrio, otro aliciente más que tiene este local. Nada más verlo por fuera te recuerda a esos restaurantes elegantes que hay por la costa en el norte de España
Tienen fama las verduras y el pescado fresco, pero nosotros nos inclinamos por algo un poco más “contundente”.
Como decía aquel, “se dice, se habla, se comenta”, que hacen unos de los mejores callos de la capital, pues bien, por mi parte queda confirmado y sin duda volveré a buscarlos más veces.
Los pedimos de entrante para después pasar a un arroz con carabineros y almejas, que como podéis ver en la foto (perdón por la calidad, es del móvil) no tenía ninguna mala pinta y hacía honor a su aspecto. Espectacular, lo preparan en 20 minutos y te lo sacan en la paella, de donde te sirven ellos estupendamente.
La pena es que fuimos solo dos personas, pues nos quedamos con ganas de probar más cosas como los chipirones de anzuelo a la plancha, las carnes rojas o el bacalao dos sabores (pil pil y bizcaína) que babeando veíamos en otras mesas.
Los postres espectaculares, soufflé de chocolate con helado de vainilla y hojaldre fino de manzana…
Dos medias botellas de vino, un ribera para los callos y un albariño para el arroz, precio total 95€ dos personas, satisfacción: muy alta.