Criadillas

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Otra simpática  receta de cocina gourmet recuperada de las ondas radiofónicas de los felices años 20.

Las criadillas son una cosa verdaderamente exquisita, recomendándoos las de buey o toro, y renunciar a las de ternera, pues son circunstanciales.

Su condimentación es más sencilla que el hacerse pasar por persona honorable.

Unos mortales las cuecen primero y las cortan en rodajas después, y otros cristianitos les quitan la piel sin cocerlas y las cortan también en rodajas.

Por uno u otro procedimiento se tienen adobadas una horita con zumo de limón, sal y pimienta blanca.

Cuando se va a sentar el comensal a degustarlas, ¡que bien dicho!, ¿verdad?, se envuelven en finísimas ralladuras de pan y huevo batido y se fríen en manteca de cerdo, bien caliente.

Hay quien suprime el rebozadito de éste final, pero yo os aconsejo que lo utilicéis, pues es un envoltorio que les hace más simpáticas.

Gonzalo Avello

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