Otra radio receta del siglo pasado muy cortita y fácil. Probada y aprobada, para paladares agradecidos.
Aun cuando los vendedores de bacalao crean que tan exquisito producto norteño fue creado por el Supremo Hacedor «para con tomate», según rezan todos los escaparates donde se expone tan saladísimo y finolis pescado, están equivocados de medio a medio, o mejor dicho, del uno al otro confín, y os lo voy a probar.
Cogéis trozos gorditos de algún prestigioso Langa ó Escocia, ó N. N., y lo desmenuzaréis, escogiéndolo bien de espinas y pellejos, poniéndolo a remojo.
Freímos patatas en cuadraditos y en abundancia, y en abundancia de aceite, que se nos olvidaba advertirlo. Fritas las patatas, en el aceite sobrante echamos dos cucharadas de cebolla picada, muy menudita, y cuando empieza a tomar color le añadimos el bacalao bien escurridito de agua, y le estamos dando meneos hasta que veamos que está bien blandito y papillosito, momento en que le ponemos un poquito de manteca de vacas, lo espolvoreamos de harina y le añadimos dos cacillos de leche y unas ralladuras de nuez moscada, y cuando todo esté bien incorporado se le añaden las patatas, revolviéndolo hasta que empiece a espesar, momento oportuno para retirarlo del fuego, servirlo y comerlo.
Gonzalo Avello
(Fotografía por Javier Lastras, bajo licencia CC)