Os paso esta receta que me encanta. Es la manera tradicional de preparar el congio en salsa verde, un pescado muy sabroso y que es de esos que tiene el auténtico «sabor a mar». En esta ocasión he sustituido el huevo cocido por huevos de codorniz y lo acompañamos de unos berberechos gallegos frescos al vapor. Eso si, al ir a comprar el congrio recordad el refrán para no equivocaros:
A ver si os gusta el guisote marinero.
Ingredientes
- 3 o 4 rodajas (1 kg) de congrio fresco de la parte abierta, la más cercana a la cabeza
- Perejil fresco
- 3 o 4 dientes de ajo
- un vaso grande de vino blanco
- Guisantes
- Un par de huevos cocidos (o 5 o 6 de codorniz)
- 500 gr de berberechos frescos (opcional)
- Espárragos en conserva (opcional)
- Gambas (opcional)
- Aceite de oliva virgen
- harina
Elaboración
Comenzamos salando las rodajas de congrio por todas partes y pasándolas por harina, que queden bien cubiertas por todas partes.
En la misma cazuela que vamos a utilizar para el guiso, freímos el congrio en aceite de oliva virgen (no excesivo), por ambos lados. Mientras tanto preparamos en el mortero una majada con los ajos y el perejil, para añadir a esta majada el vino blanco cuando la hayamos machacado bien.
Una vez dorado el congrio añadimos la majada por encima en la cazuela y añadimos los guisantes, los huevos cocidos partidos (enteros si son de codorniz) y un poco de agua si es necesaria más salsa. Opcionalmente añadimos unos espárragos blancos y unas gambitas, pero sin esto también queda muy bien. Dejamos cocer a fuego lento unos 20 minutos.
En esta ocasión hemos abierto al vapor unos berberechos frescos y los añadimos al final del todo, cuando el congrio está terminado, añadiendo a este un poco de caldo de cocción de los berberechos.
Dos recetas por una: para hacer los berberechos al vapor simplemente los tenemos media horita en agua fria con abundante sal para que suelten la arenilla y luego los calentamos en una cazuela tapada sin añadir agua ni nada hasta que se abren.
Acabado y presentación
Presentamos en cazuelitas de barro o en platos, una rodaja por comensal con abundante salsa y un poco de huevo cocido, una ramita de perejil y unos berberechos decorándolo.
Servimos con un buen blanco frío y, ¡a gozarla!
¡Que aproveche!