Una buena receta de conejo a la cazuela, de allá por 1928.
Vamos a suponer que sois cazadores, que es algo como suponer que no padecéis de palmipedia. Salís a cinegetearse y matáis un conejo, ¡y no me parece poco!. Llegáis a casa, os ovaciona la familia, os banquetean los amigos por vuestro triunfo venatorio y quizá os hagan socio de mérito de la protectora de animales…
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Desollado el animalito y guardada la piel para convertirla en nutria o armiño, lo cortamos en varios pedazos que adobaremos con aceite, pimentón y orégano, y a las dos horas de estar en el adobo, cogemos una cazuela, ponemos en ella los trozos, unas cebolletas pequeñas, tres o cuatro dientes de ajo, dos puntas de clavo, una hoja de laurel, una cucharada de harina, la sal necesaria, el aceite (crudo) necesario, un buen vaso de vino blanco seco y un par de cacillos de caldo, y a cocer sin apuro.
A media cocción, le añadimos un buen puñado de coles de Bruselas y se deja hasta que este cocidito todo. Para servir, vertimos por encima la salsa que pasaremos por pasadera fina…
Y que aproveche.
Gonzalo Avello, 1928
(Foto bajo licencia CC: carloswes)
Una idea sobre “Conejo Bruxelloise”
Esta chulísimo, como se escribía en esa época, me encanta
Gracias!!