Una buena receta de conejo a la cazuela, de allá por 1928.
Vamos a suponer que sois cazadores, que es algo como suponer que no padecéis de palmipedia. Salís a cinegetearse y matáis un conejo, ¡y no me parece poco!. Llegáis a casa, os ovaciona la familia, os banquetean los amigos por vuestro triunfo venatorio y quizá os hagan socio de mérito de la protectora de animales…